Las personas que sufren una depresión experimentan serios cambios en su estado emocional. Se piensa de forma distorsionada, magnificando el lado oscuro de las cosas, la autoestima se resiente, la culpabilidad es frecuente, aparecen problemas de memoria, concentración e indecisión, la vida resulta difícil, el mundo y los demás hostiles, el futuro se ve sin esperanza pudiendo aparecer ideas de suicidio. Las sensaciones y emociones son muy incapacitantes: tristeza, ganas de llorar, abatimiento, irritabilidad, falta de apetito, cansancio excesivo, problemas de sueño, ansiedad, bajo deseo sexual, etc, ... que interfieren seriamente en la vida diaria provocando una espiral de pasividad. Progresivamente, la persona pierde el interés y la satisfacción en las actividades que le gustan, nada apetece y todo supone un gran esfuerzo, por lo que se van abandonando y, si la depresión empeora, también se van dejando de hacer las actividades de responsabilidad (tareas domésticas, aseo y cuidado personal, ir al trabajo, etc,.).
La depresión es el trastorno psicológico más incapacitante. Afecta a todas las parcelas de la vida de una persona y genera también un gran sufrimiento a la pareja y a los familiares, que la viven con gran preocupación e impotencia.