Trastorno de Pánico Agorafobia




Miedo ante situaciones de difícil escape o lugares donde sea difícil recibir ayuda en el caso de sufrir un ataque de pánico.

Descripción

Un ataque de pánico es una aparición súbita de ansiedad que alcanza su máxima expresión en minutos. La persona que lo sufre cree que algo grave le pasa a nivel físico o psicológico: tener un ataque al corazón, desmayarse, ahogarse, volverse loco, perder el control e incluso morir. Las sensaciones fisiológicas son muy intensas: taquicardia, dificultad para respirar, dolor o tensión en el pecho, mareo, sensación de irrealidad, etc.)

Tener un ataque de pánico no es un problema psicológico. Según los estudios alrededor del 20% de la población general sufre un ataque de pánico en su vida tras atravesar por situaciones de estrés vital o condiciones físicas especiales (hipoglucemia, consumo de drogas, etc.). Se convierte en un trastorno de pánico cuando los ataques de pánico se repiten y/o cuando la persona vive con un miedo constante a sufrir otro ataque de pánico.

Se convierte en agorafobia cuando la persona evita situaciones donde sea difícil salir, recibir ayuda o que pudieran ser motivo de vergüenza en el caso de sufrir un ataque de pánico, p. ej., usar transportes públicos, estar en espacios abiertos, en multitudes, tener que hacer colas, estar a solas en casa, etc.

Estas personas acuden con frecuencia a los servicios de urgencias o a su médico, requieren la compañia de personas allegadas y tienden a limitar mucho sus vidas al evitar o escapar de las situaciones temidas

La trampa de la ansiedad

Todas estas conductas que aprende a utilizar la persona para evitar y aliviar su ansiedad, no son más que una "trampa" que mantiene y agrava su problema, ya que no le permiten demostrarse que pueden controlarla, ni tampoco le permiten habituarse a las situaciones, sensaciones o pensamientos y, mucho menos, comprobar que lo que piensan no ocurre (al menos no de una forma tan tremendista) y así percibir de una manera más realista sus miedos.

Sobre el tratamiento

La RV se utiliza como herramienta para aplicar la Terapia de Exposición, una de las técnicas más eficaces de la terapia Cognitivo-Conductual para el tratamiento de los trastornos relacionados con la ansiedad, ya que la evitación es un aspecto central en el mantenimiento de estos problemas.

Todos los miedos que superamos las personas a lo largo de la vida, resulta de hacer exposición; la primera vez que nos ponemos ante un volante o nos subimos a un avión, nos sentimos tensos o nerviosos, pero a medida que repetimos esa experiencia, el miedo termina por desaparecer. Más técnicamente, la terapia de Exposición consiste en afrontar de forma gradual y sistemática las situaciones que las personas temen y así conseguir habituarse a la situación tras las exposiciones repetidas, disminuyendo las interpretaciones amenazantes al comprobar que lo que se teme no ocurre, aumentando la autoeficacia y las expectativas de mejora hasta conseguir eliminar la ansiedad o el malestar.

Para facilitar el afrontamiento y, como parte del tratamiento, se combina la terapia de Exposición con el entrenamiento en otras estrategias psicológicas para que la persona aprenda a manejar y controlar las emociones y pensamientos negativos, p. ej., técnicas de respiración controlada, relajación muscular , entrenamiento en autoinstrucciones, reestructuración de pensamientos negativos o entrenamiento en habilidades sociales.

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