Puede darse en situaciones sociales en general, p. ej., acudir a fiestas, pedir información, relacionarse con figuras de autoridad, entrar en establecimientos con gente, etc., o en situaciones muy concretas, p. ej., escribir, comer o beber delante de otras personas y al hablar o actuar en público.
Las sensaciones físicas de ansiedad: enrojecimiento facial, sudoración, taquicardia, temblor, sequedad de boca, etc, son percibidas con alta intensidad. La persona suele pensar que actuará incorrectamente o se bloqueará al ponerse nerviosa y que, además, los demás se darán cuenta irremediablemente y la rechazarán. Como consecuencia, es posible también que la persona llegue a pensar cosas devaluativas de sí misma: "soy débil, inútil", ... a causa de sus dificultades en estas situaciones.
Los comportamientos habituales en ansiedad social son las "conductas de seguridad", todo aquello que se hace voluntariamente para evitar sentir ansiedad, para que no la noten los demás o para que no se produzca una actuación social inadecuada, p. ej., no acudir a situaciones sociales temidas, no hacer preguntas en clase, rechazar una promoción en el trabajo porque supone tratar con el público, hablar poco, tensar los músculos para no temblar al coger, por ejemplo, un vaso; maquillarse para que no se note el rubor, etc,.
Todas estas conductas que aprende a utilizar la persona para evitar y aliviar su ansiedad, no son más que una "trampa" que mantiene y agrava su problema, ya que no le permiten demostrarse que pueden controlarla, ni tampoco le permiten habituarse a las situaciones, sensaciones o pensamientos y, mucho menos, comprobar que lo que piensan no ocurre (al menos no de una forma tan tremendista) y así percibir de una manera más realista sus miedos.
La RV se utiliza como herramienta para aplicar la Terapia de Exposición, una de las técnicas más eficaces de la terapia Cognitivo-Conductual para el tratamiento de los trastornos relacionados con la ansiedad, ya que la evitación es un aspecto central en el mantenimiento de estos problemas. Todos los miedos que superamos las personas a lo largo de la vida, resulta de hacer exposición; la primera vez que nos ponemos ante un volante o nos subimos a un avión, nos sentimos tensos o nerviosos, pero a medida que repetimos esa experiencia, el miedo termina por desaparecer. Más técnicamente, la terapia de Exposición consiste en afrontar de forma gradual y sistemática las situaciones que las personas temen y así conseguir habituarse a la situación tras las exposiciones repetidas, disminuyendo las interpretaciones amenazantes al comprobar que lo que se teme no ocurre, aumentando la autoeficacia y las expectativas de mejora hasta conseguir eliminar la ansiedad o el malestar. Para facilitar el afrontamiento y, como parte del tratamiento, se combina la terapia de Exposición con el entrenamiento en otras estrategias psicológicas para que la persona aprenda a manejar y controlar las emociones y pensamientos negativos, p. ej., técnicas de respiración controlada, relajación muscular , entrenamiento en autoinstrucciones, reestructuración de pensamientos negativos o entrenamiento en habilidades sociales.
En la exposición real resulta difícil disponer de una audiencia concreta o de un espacio adecuado. Con la RV se accede a distintos escenarios: audiencias, tribunal examinador, entrevista de trabajo o situaciones sociales. Es especialmente adecuada para conducir sesiones de exposición y/o entrenamiento dentro de un contexto seguro y graduado.