Las personas con ansiedad generalizada se preocupan de forma exagerada por cosas cotidianas. La persona no deja de preocuparse sobre la posibilidad de que ocurran desgracias como problemas económicos, que los seres queridos sean víctimas de enfermedad o accidente, perder el trabajo, etc. Estos miedos llevan a la persona a un estado permanente de tensión y de alerta que se refleja en cansancio fácil, irritabilidad, tensión muscular, perturbaciones en el sueño (dificultad para conciliar y/o mantener el sueño o sueño poco reparador) dolores de cabeza, dificultad para concentrarse o problemas digestivos. Las personas con ansiedad generalizada tienden a evitar aquellas situaciones que puedan activar sus miedos (viajes, decisiones importantes, etc,.) y realizan comprobaciones para asegurarse de que "todo esté bien" (llamadas telefónicas repetidas a un familiar, consultas excesivas al pediatra, chequeo del estado de las cuentas bancarias, etc.)
Todas estas conductas que aprende a utilizar la persona para evitar y aliviar su ansiedad, no son más que una "trampa" que mantiene y agrava su problema, ya que no le permiten demostrarse que pueden controlarla, ni tampoco le permiten habituarse a las situaciones, sensaciones o pensamientos y, mucho menos, comprobar que lo que piensan no ocurre (al menos no de una forma tan tremendista) y así percibir de una manera más realista sus miedos.
La RV se utiliza como herramienta para aplicar la Terapia de Exposición, una de las técnicas más eficaces de la terapia Cognitivo-Conductual para el tratamiento de los trastornos relacionados con la ansiedad, ya que la evitación es un aspecto central en el mantenimiento de estos problemas.
Todos los miedos que superamos las personas a lo largo de la vida, resulta de hacer exposición; la primera vez que nos ponemos ante un volante o nos subimos a un avión, nos sentimos tensos o nerviosos, pero a medida que repetimos esa experiencia, el miedo termina por desaparecer.
Más técnicamente, la terapia de Exposición consiste en afrontar de forma gradual y sistemática las situaciones que las personas temen y así conseguir habituarse a la situación tras las exposiciones repetidas, disminuyendo las interpretaciones amenazantes al comprobar que lo que se teme no ocurre, aumentando la autoeficacia y las expectativas de mejora hasta conseguir eliminar la ansiedad o el malestar.